Otra visión del mundo

En el caso del sabotaje a los gasoductos del Nord Stream, el gobierno de Biden trata de lavar su cara ante Berlín. El caso de Alemania es patético porque está clara su falta de independencia. Cualquier versión la deja humillada.


Rubichelo Monde
Crónica Norte

MONTREAL, 11 marzo 2023.— Desde que el otrora reputado periodista Seymour Hersh publicó que un equipo de marines estadounidenses encubiertos saboteó los gasoductos del Nord Stream, la administración del presidente Joe Biden busca de manera desesperada echar abajo esta versión para lavar la cara ante Alemania. Claro que Washington lo niega, pero las voces que piden una investigación en ese sentido se multiplican.

Y es que este relato hace ver muy mal tanto a Estados Unidos como a Alemania. Al primero por traicionar a un aliado y al segundo por confirmar su postura de lacayo.

Para echar abajo la versión del periodista Seymour, Washington debe escribir otra historia y después difundirla con su maquinaria de propaganda, es decir, la llamada prensa oficial, la que siempre piensa igual.

Y esta maquinaria ya está en marcha. El diario The New York Times publicó hace unos días que la inteligencia estadounidense determinó que “un grupo de buzos experimentados partidarios de Ucrania estuvo detrás del sabotaje”. Sin embargo no menciona quién formó parte del grupo ni quien lo financió. Y resalta que ningún estadounidense o británico participó en el ataque.

Por su parte The Wall Street Journal escribió que la Agencia Central de Inteligencia ya había avisado a sus pares europeos que un grupo de ucranianos planeaba volar el Nord Stream.

Mientras en Reino Unido, la revista The Times agregó dramatismo a la novela al publicar que la Organización del Tratado del Atlántico Norte ocultó a Alemania que una empresa ucraniana financió el sabotaje a los gasoductos.

Con estas notas podemos ver que Estados Unidos arrojó debajo del autobús a su protegida Ucrania. Todo con tal de lavar su cara y la cara de la humillada Alemania.

El caso de Alemania es patético porque está clara su falta de independencia. Cualquier versión la deja humillada. No importa si fue un comando estadounidense o uno ucraniano. En ambos casos es una traición y aunque quiera salir corriendo tiene que tragar saliva y seguir ayudando a Ucrania.

Pero Alemania trata de disimular su vergüenza. Su canciller Olaf Scholz declaró en una entrevista a la CNN que su país “ya se independizó del suministro de gas, carbón y petróleo de Rusia”. Lo que no dijo es que ahora Alemania depende de Estados Unidos a quien le paga cuatro veces más caro de lo que le pagaba a Rusia.

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