La población oaxaqueña se indigna de la oleada de turistas y de la apropiación cultural generadas por el Día de Muertos. Locales consideran su herencia usurpada. Denuncian la “lógica de despojo” de las mineras canadienses
Alexy Kalam Especial Crónica Norte
OAXACA, México, 23 diciembre 2024.— Oaxaca se destaca por su riqueza y su diversidad cultural. Se trata también de uno de los estados mexicanos donde hay más pobreza. Una pobreza agudizada por el turismo y la gentrificación. Si cientos de miles de personas acuden al estado para eventos como el Día de Muertos, la indignación crece y se vuelve hartazgo. Ante la llagada masiva de extranjeros, más y más voces gritan ¡Ya basta!
“Se intensificó la estrategia de captación de turismo a través de explotar lo que para las personas se consideran las tradiciones y los patrimonios locales que ahora atraen a las personas extranjeras a Oaxaca”, resalta la doctora Charlynne Curiel, profesora de sociología en la UABJO (Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca). “Ahora se venden como experiencias culturales aspectos que caracterizan a los pueblos con habitantes que se ubican en la línea de la pobreza”.
Si la gentrificación y el turismo de masas existen y tienen consecuencias en varias partes del mundo, la apropiación cultural y la desigualdad social hacen la situación particularmente crítica en Oaxaca, un estado seguido presentado como una joya cultural en México.
“Se decidió que Oaxaca iba a ser un destino turístico y que había un patrimonio que explotar a nivel cultural”, dice la doctora Curiel. “Mientras los gobiernos hablan de millones y millones de pesos, no se percibe que la brecha de desigualdad disminuya”.
Con 16 lenguas habladas en el estado aparte del español, Oaxaca se destaca por su diversidad cultural y sus tradiciones ancestrales. Sin embargo, es en la última década que el negocio turístico millonario a su alrededor ha explotado en Oaxaca.
“La gentrificación les ha pegado a las personas precarizadas, en muchas de sus necesidades básicas”, nota la docente de la UABJO. “Mucha gente pagaba una cifra medianamente aceptable y en el siguiente contrato les quisieron subir la renta 4, 5, 6 veces”.
Una realidad hecha posible por la falta de regulación de la vivienda en Oaxaca. “Las personas se ven amenazadas”, indica la antropóloga. “El problema de la distribución de riqueza y de quienes están acumulando capital con el negocio del turismo es clave para entender por qué la gente está molesta, pero también por qué no hay interés en regular los precios o promover un impuesto especial a la actividad turística”.
La doctora dice que se vive un despertar ahora en el estado. “La gente ya tiene conciencia de lo que está sucediendo, pero aún hay mucho trabajo que hacer para que se convierta en cambios concretos para Oaxaca”.
Movimiento social
El 27 de enero del 2024, una marcha en contra de la gentrificación tuvo lugar en Oaxaca. Varias organizaciones sociales tomaron las calles para denunciar la conversión de colonias enteras en zonas turísticas, así como la situación global de injusticia creada por este fenómeno.
Este evento se hizo viral, principalmente por la violencia de la represión que sucedió. La marcha terminó con el arresto de seis participantes, quienes denunciaron haber sido víctimas de tortura durante 72 horas, lo que duró su detención.
“Aún no he logrado salir a hacer ejercicios desde la detención, por las graves heridas en la espalda que me causaron sus agresiones físicas”, comenta en entrevista Filadelfo Aldaz. Ahora estoy bajo tratamientos psicofarmacológico y médicos muy costosos, impagables y además me toca lidiar con un proceso jurídico; entonces esto ha sido muy desgastante”.
Filadelfx es parte de un proyecto comunitario, que tiene una misión excepcional en Oaxaca, la Comedora Comunitaria Nkä’äymyujkëmë. El nombre está en la lengua Ayuuk, perteneciente a la región y cultura Ayuuk dentro de esto que se llama “Oaxaca”. La Comedora prepara y distribuye comida a las personas más vulnerables – principalmente las personas migrantes y sin techo – del centro de la capital. “Veo la racialización, la criminalización, los desalojos violentos que sufren las personas con menos recursos como consecuencias de la turistificación y de la gentrificación”.
Se indigna de la lógica comercial atrás de los eventos como la Guelaguetza y el Día de Muertos, explicando que sirve a los intereses de una minoría y causa graves daños a la población. “Usan las culturas que existen en Oaxaca, para hacer un espectáculo millonario como la Guelaguetza, lo que nos hace sufrir una folclorización”, se indigna. “A las personas indígenas nos quieren como el folclore, nos quieren como los personajes que pintan en ciertas paredes, con la indumentaria indígena, pero reducida a un disfraz, para que vaya agregando cosas más bellas a la vista de los empresarios, de los gobernantes o de los turistas y que puedan hacer más negocio”.
Despojo cultural
El escritor y sociólogo César Dite organizó hace algunas semanas un conversatorio – el cual reunió un público de alrededor de 70 personas – en torno al tema de la gentrificación y del despojo cultural en Oaxaca. Tomó esta iniciativa junto al reconocido periodista y editor oaxaqueño Gabriel Iriarte, quien fue el moderador de la charla y que tuvo lugar en el Náhual, un centro cultural autónomo ubicado en San Agustín de las Juntas, a unos kilómetros de Oaxaca de Juárez.
“El despojo viene de la mentalidad europea y del colonialismo, el hecho de arrebatarle a otros o a la naturaleza su esencia”, dice César Dite. “Se vuelve particularmente actual hablar de despojo en este contexto de gentrificación”.
Nota que se trata de un asunto particularmente importante en Oaxaca, donde una herencia cultural muy profunda viene de los pueblos originarios. “Cuando se usa esta herencia como una moda o un espectáculo para que personas ajenas lucren, es una apropiación y una forma de extractivismo a nivel cultural, entonces la resistencia se vuelve esencial”.
En Oaxaca, se organizan una cantidad impresionante de eventos destinados esencialmente a un público extranjero para el Día de Muertos. Un hecho que contrasta con el sentido real de estas tradiciones, ya que varios eventos hacen sus publicidades en inglés y tienen precios fuera de alcance para la mayoría de la población.
César Dite indica que la charla permitió resaltar nexos entre lo cultural y lo económico. Varios participantes evocaron paralelos preocupantes entre la gentrificación y la implementación de megaproyectos, especialmente el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
Gracias a los testimonios de muchas personas presentes en el público, las cuales son originarias de varios lugares del estado de Oaxaca, la conversación permitió también hablar del tema de la minería. “Cuando se instaló una empresa minera canadiense hace algunos años en San José del Progreso, hay gente que aceptó y no pensó que se enfermarían muchas personas y que los ríos empezarían a contaminarse”, nota el moderador de la charla, Gabriel Iriarte en cuanto a un caso de minería en el Valle de Ocotlán. “Vemos que está grave y todo eso tiene que ver con una lógica de despojo global”.
Según los testimonios, varias empresas mineras extranjeras tratan de establecerse por la corrupción en localidades de Oaxaca. Varias personas relataron que sus métodos incluyen el hecho de sobornar a autoridades y aprovecharse de las fragilidades económicas de las comunidades y de las personas, ofreciendo dinero a cambio de apoyo para un acceso al territorio e implementar proyectos mineros.
Ya sea en cuanto a temas culturales o económicos, Gabriel Iriarte dice que espera que se difunda tanto como sea posible la información.
“Es una información importante que compartimos en un espacio de reflexión como esta charla y esperamos que se vuelva viral”.
Nota que mientras la situación del despojo sigue agravándose, la resistencia se organiza también con más fuerza y que da esperanza.
“Está cañón y lo que falta también”.
Afirma que la crisis actual puede ser una oportunidad para Oaxaca.
“Estamos en una encrucijada, entre el hecho de hasta dónde puede llegar el despojo y hasta dónde nosotros podemos revitalizar, o muchos como dicen, salvaguardar y fortalecer nuestras culturas.”
Viento de indignación
“La popularización de las tradiciones hace que se mercantilicen”, dice Mario Arturo Martínez, fotógrafo oaxaqueño de renombre internacional. “Vivimos las consecuencias de una lógica muy perversa que huele a colonialismo”.
Calles y bares repletos. Un público que sorprende por su homogeneidad. En las terrazas aesthetic del centro histórico de la ciudad, los clientes en su mayoría son rubios y hablan inglés. Este año, una atmósfera de glamour sorprendente caracteriza las festividades del Día de Muertos en Oaxaca.
“Hubo un parteaguas en 2017 cuando salió la película Coco; de repente empezaron a llegar miles y miles de turistas extranjeros para el Día de Muertos”, comenta la arquitecta oaxaqueña Diana García. “Cabe destacar que apenas estaba empezando el sexenio de Alejandro Murat”.
El gobernador del Partido Revolucionario Institucional (PRI) desempeñó una estrategia turística a ultranza. En el 2022, su gobierno fue a promocionar el turismo en Oaxaca hasta Nueva York por medio de costosas publicidades.
“Las familias van a velar sus muertos en los panteones y de repente llegan autobuses de turistas extranjeros”, comenta la arquitecta originaria de la capital. “Ahora los barrios céntricos están convirtiéndose en lugares vacacionales y cambia completamente la dinámica social, imagínate que cada día ves enfrente de tu casa turistas que se están tomando una selfie”.
Al turismo de masas se ha sumado la gentrificación.
“Mucha gente de las grandes ciudades ha empezado a llegar durante la pandemia, porque les resultaba más cómodo trabajar en línea y el fenómeno ha seguido incrementándose después de la crisis de salud pública”, explica Mario Arturo Martínez. “La vida está encareciéndose rápidamente y la mayor parte de los habitantes de los barrios céntricos ya han tenido que irse hacia las orillas por el aumento de las rentas”.
Como lo indica el fotógrafo, el turismo de masa y la gentrificación causan rupturas en el tejido social en Oaxaca.
“Muchos extranjeros gringos o europeos llegan con una expectativa de Oaxaca, exigen que la ciudad se adapte a sus peticiones en vez de adaptarse ellos mismos”, comenta al respecto. “No se integran y no trabajan, porque no tienen necesidad de hacerlo y a veces, ni siquiera buscan aprender el castellano”.
Una segregación que siembra un viento de indignación.
“Oaxaca siempre ha sido una ciudad en constante lucha y ahora hay un hartazgo general”, dice el fotógrafo, también maestro en el Centro Fotógrafico Manuel Álvarez Bravo. “Como ciudadanos, hay que entender y detener el problema; ahora hay un movimiento de resistencia que está cobrando fuerza”.
«Se intensificó la estrategia de captación de turismo a través de explotar lo que para las personas se consideran las tradiciones y los patrimonios locales que ahora atraen a las personas extranjeras a Oaxaca». Charlynne Curiel, profesora de sociología en la UABJO.
“Veo la racialización, la criminalización, los desalojos violentos que sufren las personas con menos recursos como consecuencias de la turistificación y de la gentrificación”. Filadelfo Aldaz, integrante de la Comedora Comunitaria Nkä’äymyujkëmë.
Obra mural firmada por el colectivo Urtarte en Oaxaca de Juárez. Foto: Alexy Kalam.