Otra visión del mundo

El cineasta mexicano Rafael Rangel presentó su documental: “Gaza, la franja del exterminio”, el 20 de junio en el Instituto de las Artes Gráficas de Oaxaca. La cinta muestra la humanidad en la tragedia. Esperan presentarla en Canadá

Alexy Kalam
Especial Crónica Norte

MONTREAL, 17 julio 2024.—  Sumando imágenes y secuencias realizadas gracias a una colaboración con un equipo de fotógrafos y de videastas en la Franja de Gaza, el ensayo muestra tal cual el genocidio. Apenas algunos meses tras haber tomado la decisión de viajar al Medio Oriente para documentar las exacciones cometidas por el Ejército de Israel, Rafael Rangel presenta la obra en México. 

Al ver las primeras imágenes de las masacres en octubre, Rafael Rangel decidió seguir su intuición cinematográfica que le valió el apodo de Werner Herzog mexicano y tomó un avión rumbo a Egipto. 

Tras haber sido estrenada unos días antes en la Cineteca Nacional, es en una sala llena que se ha presentado la cinta en el Instituto de las Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), donde Rafael Rangel presentó en 2015 su película Un día en Ayotzinapa 43, bajo la invitación del maestro Francisco Toledo.

En entrevista exclusiva en un café de Oaxaca el día siguiente de la proyección, el director narra el recorrido que lo llevó hasta las puertas de Gaza. 

“Yo he empezado a buscar contactos y a mandar propuestas a varias personas palestinas que publicaban los hechos en primera persona en las redes sociales”.

Una iniciativa personal que decidió tomar el director desde México y que lo llevó a conocer al fotógrafo de guerra Mahmoud M. Zagout, un artista y periodista palestino que se convertiría subsiguientemente en su principal colaborador para la realización de Gaza, la franja del exterminio

“Yo estaba de un lado de la barda y del otro lado estaba Mahmoud. Nos jactamos de haber burlado al quinto ejercito más poderoso del planeta”.

El director explica que viajó a Egipto con la intención de ingresar a Gaza. 

“Lo intenté tres veces y no fue posible. Ningún periodista podía entrar, nadie, y mucho menos alguien que quería grabar un testimonio”.

Evidencias históricas 
La belleza y nobleza de la ciudad palestina de Rafah


Una tarde soleada donde algunas personas comparten un té, mientras algunos niños juegan en las calles. De repente, el horror. Las bombas truenan. Los edificios colapsan y las llamas se propagan. Surgen a través de gritos de terror y llantos las imágenes de las víctimas del ataque del Ejército de Israel. 

Es con una voz off que se despliegan las secuencias en la cinta. 

“La película enseña la evidencia y al espectador se le exige que piense”.

Imágenes que llevan a los espectadores más allá de las cifras y de las notas. 

Gaza, la franja del exterminio, muestra la crueldad indecible del genocidio. 

Una operación militar que suma en sangre y fuego una nación. 

La cinta muestra la humanidad en la tragedia.

Las palabras del niño que acaba de perder a sus papás o a su amigo; el grito de dolor y de resistencia de los sobrevivientes.

“Estamos viviendo una cosa que jamás pensaba vivir en pleno siglo 21”.

Es con una emoción febril y el llanto del público que se hizo la proyección en el IAGO.

“Hay imágenes que son peores, insoportables y decidí no incluirlas”.

El director se atreve a describir una de las tomas de sus colaboradores. 

“Estamos en el desierto a campo abierto y se ven rastros de por donde transitó un tanque; se ve una especie de masa de vísceras humanas en un charco de sangre. La explicación es que los soldados judíos hincaban a las personas en fila por donde iba a pasar el tanque para pasarles por encima”.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se han registrado desde el mes de octubre más de 35,000 personas fallecidas, de las cuales más de 60% son niños y mujeres, por los ataques israelíes. 

Ataques cometidos con el apoyo y el suministro en armas de Estados Unidos.

“Ahora con lo que está sucediendo el mundo se esta enterando de la verdad y de quienes son los verdaderos terroristas”.

Ejemplos de solidaridad
Una figura imprescindible de la película es la de Nour

Mujer valiente, la joven ofrece bajo el lente del director un ejemplo de la resiliencia del pueblo palestino en los campos de refugiados. 

En Egipto, Rafael Rangel se enfocó en estos campos fronterizos. 

“Israel estaba atacando los camiones de ayuda humanitaria, a pesar de que estaban del lado de Egipto. Había cientos cerca en las afueras y siempre había el temor de que hubiera nuevos bombardeos”.

Mahmoud M. Zagout logró enseguida alcanzarle en El Cairo. 

El director menciona que no es nada fácil salir de Gaza. 

“Tuvo que pagar 8 mil euros para salir de Palestina y te voy a decir que veo una situación muy parecida a la de México y Estados Unidos, donde los indocumentados, los migrantes, le pagan a un coyote, para que los pasen de forma clandestina. Son los mismos códigos”. 

Un tema que conoce el director, al cual le dedicó una cinta en el 2018, El grito de los coyotes.

“Todo eso está en YouTube y es parte de mi postura, quiero que sea libre, accesible al público y es una postura política”.

Nota que Gaza, la franja del exterminio, se ha podido realizar y producir en tan poco tiempo gracias al equipo de profesionales palestinos con los cuales ha contado de principio a fin. 

“Estábamos cinco personas en una habitación de hotel en El Cairo y si hemos podido hacer la edición en un mes, es por la capacidad de trabajo brutal, sobrehumana que tienen mis colaboradores”.

Ahora se regresa a México con un amor profundo por Palestina.

Se alegra del movimiento de solidaridad que se desarrolla en el país y en Oaxaca. 

Menciona que una tradición de lucha y de solidaridad hace parte de la firma de la ciudad y se encuentra en la visión artística del fundador del IAGO. 

“El maestro Francisco Toledo es una gran figura del arte y de la resistencia”.

El cineasta menciona que la película se va a presentar en varios países después de su gira por México.

“Ya tenemos invitaciones en Europa, en Estados Unidos y también en Canadá”.

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La versión original del artículo fue publicada por Estado20

https://www.estado20.com/cultura/el-genocidio-palestino-en-la-pantalla


La imposición de una visa causa indignación en México y Canadá. En un momento donde la comunidad mexicana-quebequense se afirma cada vez más, muchos reclaman programas a la altura de su actual crecimiento


Alexy Kalam
Especial Crónica Norte

MONTREAL, 8 mayo 2024.— Aunque la medida, que entró en vigor el 29 de febrero pretende frenar las solicitudes de asilo consideradas excesivas, también conlleva complicaciones para un sinfín de personas con planes en el país. En un momento donde la comunidad mexicana-quebequense se afirma cada vez más, muchos reclaman programas a la altura de su actual crecimiento. 

Jesús González, artista contemporáneo de Tlaxiaco, en el Estado de Oaxaca, fue uno de los invitados a la Semana de Sensibilización sobre las Primeras Naciones, celebrada del 11 al 15 de marzo en la Universidad de Lethbridge, en Alberta. 

Tras el anuncio de la imposición de la visa el 29 de febrero, el artista tuvo que cancelar su participación. La visa entraba en vigor ese mismo día.

La universidad tenía previsto inaugurar una obra creada por el artista de la nación mixteca durante una residencia creativa en Banff en junio de 2022. 

“Todo estaba contemplado para que el 12 de marzo de este año se inaugurara”, afirma Jesús González. “Gracias al extraordinario apoyo de la Universidad de Lethbridge, tengo la fortuna de que me pueden reprogramar la visita”, agrega.

El artista menciona que tuvo que hacer los trámites necesarios para obtener la visa. “La situación puede ser más complicada para los compatriotas que necesitan visitar a familiares o realizar otros proyectos en Canadá”, comenta. “Veo que hay muchos intercambios entre nuestros países”. 

El artista Jesús González en el Museo Ex Teresa Arte Actual de Ciudad de México. Foto de Alexy Kalam.

Auténtica llamada al diálogo entre las naciones indígenas de México y Canadá, la obra es una invitación a cruzar fronteras. “Recibí la invitación original del profesor Leroy Little Bear, un investigador canadiense al que he tenido el honor de conocer y que procede de la nación de los pies negros”, afirma. “Estoy orgulloso de presentar mi trabajo en Canadá”.

Asuntos humanos

Con el 13º PIB del mundo, México es una potencia mundial y un importante socio económico de Canadá.

Cuando se anunció la visa, el gobierno mexicano expresó su desacuerdo y evocó sus esfuerzos diplomáticos para disuadir a Canadá.

“México lamenta esta decisión y considera que existían otras opciones antes de llegar a la aplicación de esta medida”, se lee en un comunicado oficial. El presidente Andrés Manuel López Obrador también ha anunciado que cancela su participación en la próxima Cumbre de Líderes de América del Norte en 2024.

Impuesta en 2009 por el gobierno conservador de Stephen Harper, la obligación de visado se suprimió en 2016 tras la elección de Justin Trudeau. Su gobierno justifica el regreso de la obligación de visado por el número de solicitudes de asilo, que alcanzó las 24,000 en 2023.

Además de las personas que obtuvieron un visado canadiense entre 2014 y 2016, estarán exentas las que tengan un visado estadounidense. Lo mismo se aplica a los titulares de permisos de estudio o trabajo, incluidos los participantes en programas de trabajadores temporales. 

“Independientemente de que sea aceptada, la solicitud en sí implica una cuota de más de 100 dólares, más costos adicionales por huellas biométricas y exámenes médicos”, señala Jaime Vázquez, consultor migratorio en Oaxaca. “Es un proceso complejo”. 

El consultor ya está viendo las consecuencias entre sus clientes. “Hoy mismo, una clienta me dijo que tuvo que cancelar un viaje de turismo que planeaba hacer a Canadá”, dice. “También son personas que tenían planes de trabajo las que se ven atrapadas”. 

Señala que tras la restricción de las normas de inmigración por parte del gobierno de Donald Trump, un gran número de migrantes que vivían en Estados Unidos se han dirigido a Canadá. 

El asesor de inmigración Jaime Vázquez en Oaxaca de Juárez. Foto de Alexy Kalam.

“Muchas personas luchan para encontrar oportunidades de trabajo interesantes, tratando de obtener condiciones decentes”, lamenta el consultor y añade: “Merece la pena desarrollar programas de inmigración sensibles a estas cuestiones humanas”. 

Ecos en Montreal

Una petición del primer ministro de Quebec, François Legault, precedió a la imposición de la visa por el gobierno de Justin Trudeau.

Gabriela Casas, presidenta del capítulo de Montreal de la organización Red Global México, que se dedica a la defensa de las iniciativas económicas de la diáspora mexicana, está preocupada por la visa para Canadá. 

“Ya que se cerró el camino Roxham, la visa podría exponer a muchos migrantes a graves peligros”, afirma. “Serán más vulnerables para las organizaciones criminales que hacen tráfico humano y arriesgarán sus vidas”. 

Gabriela Casas señala que muchas personas de México también están aceptando condiciones de trabajo muy difíciles al incorporarse a programas de trabajadores extranjeros temporales. 

“Un representante de la Organización de Naciones Unidas dijo el año pasado que el programa de trabajadores temporales es esclavitud moderna”, señala. “Se trata de un caso grave de explotación y discriminación”. 

“Es vital crear otros mecanismos y promover la integración”, afirma Gabriela Casas. “Queremos que la inmigración anime a la gente a superarse, cree oportunidades y beneficie tanto a los inmigrantes como a Quebec”.

Carlos A. Soto es un artista e ingeniero de sonido que se ha hecho un nombre en la escena musical urbana de Montreal. Le sorprende el regreso de la visa para viajar a Canadá.

“Lo veo como un paso atrás”, dice el músico nacido en Ciudad de México. “Priva a mucha gente de grandes oportunidades”. 

No obstante, el artista se dice entusiasmado de ver una multitud de iniciativas en la comunidad mexicano-quebequense.

“La inspiración mexicana es ineludible”, afirma. “Además de los restaurantes que se han abierto en los últimos años en Montreal o Laval, hay muchos medios de comunicación y proyectos culturales que representan la presencia de México en Quebec”, resalta Soto.


Varios jornaleros mexicanos y guatemaltecos buscan salir de la granja Les Entreprises Pitre debido a las malas condiciones en las que trabajan. Denuncian exceso de trabajo, hacinamiento y falta de enceres como refrigeradores y estufas. El empleador afirma que hace todo lo posible por ellos. Sin grandes resultados, visita de representantes de consulados de México y Guatemala.


https://twitter.com/cronica_norte/status/1445201337269035008?s=20

Karla Meza
Especial para Crónica Norte

MONTREAL, 3 octubre 2021.— Cuatro trabajadores agrícolas mexicanos y guatemaltecos de la granja Les Entreprises Pitre Inc. volaron a su país el pasado 25 de septiembre, afirmando estar agotados por las condiciones de vida y de trabajo en la granja hortícola situada en les Hautes-Laurentides.

Antes que ellos, otros trabajadores hicieron maletas en las últimas semanas y varios decidieron huir, según información recibida por Karla Meza quien realizó una investigación para tomar el pulso de la situación.

La noche del 25 de septiembre, cinco trabajadores de la granja Pitre fueron conducidos al aeropuerto de Montreal. Cuatro de ellos regresaron a sus hogares, y el quinto optó por quedarse en Quebec, para solicitar un permiso de trabajo abierto en el marco del programa para trabajadores vulnerables del Ministerio de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá (IRCC).

“Tratamos de convencer a los demás trabajadores para que no volaran, pero era demasiado tarde. En general, los trabajadores deciden irse de las granjas o huir porque ya no soportan la violación de sus derechos.  Hasta ahora, once trabajadores de la empresa han solicitado partir y siete han huido”, dijo Michel Pilon, director general de la Red de Ayuda a las Trabajadoras y los Trabajadores Migrantes Agrícolas de Quebec (RATTMAQ).

Los trabajadores se expresan

Más allá del testimonio de los trabajadores recogidos en el aeropuerto de Montreal, esta periodista recibió 23 testimonios de trabajadores de la granja Pitre entre el 25 y el 30 de septiembre. También recibió una treintena de imágenes y videos, así como copias de los talones de pago de varios trabajadores.

Los trabajadores que denuncian sus condiciones de trabajo piden que no se publiquen sus nombres por temor a represalias.

“Estoy agotado, hemos tenido que trabajar hasta 18 horas al día durante varias semanas”, expresó uno de los trabajadores, quien se encuentra en la granja desde la primavera pasada. “A menudo estamos amontonados en la cocina, hay un refrigerador para seis o más personas y en las habitaciones no tenemos espacio para cuatro personas con nuestras maletas, no tenemos privacidad”.



Otro trabajador dijo que tuvo que caminar casi una hora con sus colegas en algunas ocasiones para regresar a sus residencias después de su turno de noche. “Varias veces esperamos afuera el transporte de la empresa, más de 45 minutos, y nunca llegó. Regresábamos a pie para ir a dormir”.

“He soportado varios años condiciones de trabajo precarias en otra granja, y tan pronto como llegué a Pitre, me encontré en la misma situación”, señaló otro trabajador, visiblemente afectado. “Trabajaba más de 12 horas, de la noche a la mañana, varios días seguidos. No estoy bien, siempre estoy ansioso y siempre tengo ganas de llorar”.

Otro trabajador que también llegó en primavera dijo que el empleador no proporciona el equipo de trabajo ni los utensilios que los trabajadores necesitan para cocinar. “Gasté unos cientos de dólares antes de que me pagaran para comprar botas, impermeables, guantes, tijeras y suministros de cocina”.

“Me enteré a mi llegada de que esta granja los compañeros la llaman ‘el calabozo’, pero no entendía por qué”, dijo un trabajador que arribó en junio. “Hay demasiados trabajadores en la casa, a menudo tenemos que esperar mucho tiempo para poder cocinar, porque no hay suficientes estufas funcionales para todos. Tenemos que comer nuestra comida fría, sentados en el suelo o sobre paletas de madera, por falta de espacio”.

“La presión es demasiado grande para trabajar muchas horas. ¡Quieren que trabajemos en muy malas condiciones, no somos máquinas!”, expresó otro trabajador contratado para una segunda temporada. “Tenemos que hacer nuestras necesidades en el campo porque los baños están muy alejados y no tenemos tiempo para ir todos durante nuestros descansos. Se intenta comer poco para evitar la necesidad de ir”.

“El empleador nos dijo a principios de septiembre que podíamos volver a casa si no estábamos contentos aquí”, dijo un trabajador que llegó a la empresa la primavera pasada. “Muchos de nosotros queremos volver a casa o cambiar de granja, pero no nos atrevemos a hablar porque tememos que nos pongan en la lista de los que no van a regresar. La mayoría de los guatemaltecos son indígenas y no hablan suficientemente español, mucho menos francés. No tienen el valor de reivindicar sus derechos”.

Mandatos de representación

La RATTMAQ indicó que hasta la fecha había obtenido 12 mandatos de trabajadores de la empresa para presentar denuncias ante la oficina de Empleo y Desarrollo Social del Canadá y la Comisión de Normas, Equidad, Salud y Seguridad en el Trabajo.

“Sabemos lo que está sucediendo en esta granja desde hace varios meses, ya hemos presentado dos quejas sobre este empleador a la oficina de Empleo y Desarrollo Social Canadá la primavera pasada”, dijo el señor Pilon en una entrevista telefónica. “El problema es que no tenemos derecho a recibir información tras la presentación de las denuncias, aunque las hayamos presentado nosotros. Es un problema grave, porque nos impide dar seguimiento a los trabajadores”, subrayó.

Debido a la confidencialidad de los expedientes, nuestro medio no pudo obtener detalles sobre las denuncias presentadas. “Empleo y desarrollo social Canadá no divulga información sobre casos particulares, principalmente si una investigación sobre un empleador está en curso o no”, se lee en un correo electrónico enviado a Karla Meza el 29 de septiembre.

El empleador se pronuncia sobre la situación

Contactados entre el 26 y el 30 de septiembre, dos de los copropietarios de la empresa hortícola reaccionaron a las denuncias de sus trabajadores.

“Somos una empresa joven, hemos tenido un crecimiento muy rápido que nos ha permitido pasar de seis a 198 trabajadores agrícolas en cuatro años, hemos invertido mucho. No somos perfectos pero siempre nos preguntamos qué más podemos hacer por ellos. Los llevamos al restaurante, les organizamos una fiesta, les construimos un campo de fútbol y se adquieren máquinas para hacer el trabajo más eficaz”, expresa Jérémy Pitre.

“En cuanto a las horas de trabajo, ellos no están obligados a realizar turnos dobles. Les preguntamos si aceptaban seguir trabajando más horas si les pagábamos el restaurante y aceptaron”, subraya.

Pitre señala la existencia de un “gran problema” en el proceso de contratación. “A más de 100 de nuestros trabajadores no les gusta trabajar con fresas, ya que son taxistas, conserjes u otras cosas en sus países. Se suponía que íbamos a ir a contratar a nuestros propios trabajadores, pero eso no fue posible debido a la covid”.

Su hermano, Jonathan Pitre, confirma que seis trabajadores han huido de su granja en las últimas semanas. “Esto parece ser una tendencia en todo Quebec, no sólo ocurre aquí, sino que en nuestro caso, todos eran chicos con problemas de alcohol y que daban problemas en la granja”.

El señor Pitre sostiene que las semanas de casi 100 horas de trabajo eran más bien la excepción esta temporada. “Ha sido difícil para todos, nosotros hemos trabajado más que nuestros empleados. Es verdad que hicieron muchas horas durante varias semanas a altas temperaturas, pero les pagamos la cena unas diez veces, teníamos facturas de 2,000 dólares o 3,000 dólares por noche. Ahora que hay menos trabajo, hay incluso trabajadores que piden más horas”.

Pitre explica que su empresa satisface ampliamente las normas de alojamiento establecidas por el gobierno. “Varias residencias fueron construidas hace un año y medio y los servicios son suficientes para el número de trabajadores; tenemos un refrigerador para 4,7 trabajadores y una estufa para 6 trabajadores. A partir del próximo año queremos reducir la proporción de trabajadores por habitación, de cuatro a dos”, dice el señor Pitre.

Desde los años 80 el gobierno provincial ha prohibido el uso de literas para trabajadores de la industria minera y forestal, mientras que en sector agrícola aún sigue siendo un aspecto no regulado.



El empleador sostiene que ya ha gastado cientos de dólares en utensilios y vajillas para los trabajadores.  “El problema es que pueden no tener las mismas normas que nosotros en sus países, los tiran a la basura en lugar de lavarlos. No reconocen que les doy gusto comprando platos, así que les dije que iba a proporcionar sólo lo esencial reglamentario”, afirma.

“En la temporada hemos gastado de 4,000 a 6,000 dólares en tijeras y cuchillos, especialmente para cortar el estolón de la fresa, pero la gente los usa mal o no los devuelven, así que dejé de comprarlos. De todos modos, no son necesarios para cortar la fresa, el 99% de las empresas no tienen”.

Él admite que tomó casi una hora para recoger a los trabajadores después de su turno de trabajo una vez este verano, porque uno de sus autobuses se averió. “Ha ocurrido una sola vez este verano, pero ha sido un accidente”.

Nueve trabajadores fueron trasladados de otra granja recientemente. “A estas personas no les gusta trabajar con nosotros, así que algunos han preferido irse”, dice Jonathan Pitre. Nuestro medio confirmó que se trata de tres de los cinco trabajadores entrevistados en el aeropuerto el 25 de septiembre.

“A menudo me encuentro con mis trabajadores y les digo que esto no es una prisión. Si no están bien con nosotros, tienen la opción de irse a casa o de ir a trabajar a otra granja, no obligo a nadie a quedarse”.

El señor Pitre afirma que no es una obligación de los empleadores proporcionar equipo de trabajo a los empleados. Es una elección del empleador. Antes comprábamos botas, pero ya llegamos a 198 trabajadores”, afirmó Pitre dando entender que ya no las proporcionan. “Además, nos dimos cuenta de que querían elegir sus propios modelos”.

A este respecto, la CNESST establece que “el empleador debe suministrar gratuitamente a los trabajadores pagados al salario mínimo el material, el equipo y las materias primas que deben utilizar

para hacer su trabajo”. El empleador puede pedir a un empleado que pague por su material o equipo, sólo si se le paga más que el salario mínimo.

“Nuestro empleado de recursos humanos se enfermó a principios de este año y yo me he hecho cargo del personal, puede que haya habido una falta de comunicación, pero somos jóvenes proactivos y hacemos todo lo posible por mejorar”, insiste Jonathan Pitre.

Trabajadores defienden a sus empleadores

A petición del empleador, otros trabajadores se pusieron en contacto con la periodista para darnos su testimonio. “Estoy feliz de trabajar aquí desde hace quince meses, los patrones son amables y siempre nos dan lo mejor”, subraya Rolando Maroquin.

“Incluso durante la temporada de las fresas, tenemos un horario razonable, los patrones nos traen bebidas y comida, a veces nos invitan a su casa para celebrar”, indica Vicente Argüello.

“Estoy agradecido por trabajar en esta granja por primera vez, los jefes nos dan de comer cuando trabajamos y nos pagan salidas”, declara Perfecto Mora.

“Los jefes nos dejan salir y nos llevan al restaurante”, dice Rafael.

Visita del consulado mexicano

El consulado general de México en Montreal visitó al empleador el 27 de septiembre.

“Pude reunirme con casi 40 trabajadores mexicanos y guatemaltecos”, dice el responsable de la protección consular y del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales (PTAS), Felipe González Lugo. Sin embargo, señala que los propietarios de la empresa estuvieron presentes en algunas reuniones con los empleados en la planta de envasado de zanahorias y en el campo de fresas.

Según el señor González, al consulado le preocupa especialmente el hacinamiento en las habitaciones donde hay literas para cuatro trabajadores en un espacio reducido. “Es inadecuado para la protección de los trabajadores en tiempo de covid”, afirma González quien agregó que los servicios disponibles en la casa que alberga normalmente a unos 50 trabajadores mexicanos son insuficientes.

“Algunas estufas en la cocina no funcionan y se ha comprobado la presencia de moscas, procedentes de los basureros desbordados afuera de las residencias”. Los propietarios de la empresa informaron al representante del consulado sobre una deficiencia en el servicio de levantamiento de basura del municipio.



El señor González indica que la mayoría de los trabajadores con los que se reunió llegaron a la empresa por primera vez, y que la mayoría de ellos no desean regresar. “Vamos a exigir que se mejoren las condiciones en las habitaciones y que las autoridades hagan un seguimiento”, concluyó.

Entre el 27 y el 28 de septiembre, cinco trabajadores mexicanos declararon que no se habían atrevido a hablar abiertamente con el representante del consulado por temor a represalias, ya que podían ver a los jefes en el lugar.

Testimonios de otras autoridades

Los representantes del consulado general de Guatemala en Montreal visitaron a su vez al empleador el 28 de septiembre, en compañía de Fernando Borja, director general de la Fundación de Empresas de Reclutamiento de Mano de Obra Agrícola Extranjera (FERME). En el momento de la publicación, el consulado no había devuelto nuestras llamadas.

“En nuestra visita todo parecía estar en orden, no encontramos problemas”, informa Fernando Borja. “No hemos recibido quejas sobre el terreno, los trabajadores parecían contentos, sin embargo, ahora que el consulado ha intervenido, los trabajadores podrían ponerse en contacto con nosotros para hablar en privado”.

FERME realiza inspecciones a los empleadores para la obtención de un estudio de impacto sobre el mercado laboral (EIMT), necesario para poder contratar a trabajadores extranjeros temporales.

“Haciendo las inspecciones ellos mismos en instalaciones de sus clientes, las organizaciones de reclutadores como FERME y ARIMÉ están en conflicto de intereses ¡es autorregulación!”, lamenta Michel Pilon de la RATTMAQ. “Se necesita una organización independiente para llevar a cabo las inspecciones para evitar situaciones como la de los trabajadores en la granja Pitre”, insiste.

Ingrid Francoeur, directora del Centro de Empleo Agrícola Outaouais-Laurentides no ha devuelto nuestra llamada, pero en un correo electrónico del 29 de septiembre se dice sorprendida por las alegaciones contra el empleador. “Los hermanos Pitre se preocupan realmente por el bienestar de sus trabajadores y son proactivos en su gestión de los recursos humano”, se lee.


Conmemoran Día Internacional de Trabajo en la Plaza de la Constitución de la capital de Guatemala. Elevan la voz en defensa de connacionales que emigran a Estados Unidos y Canadá


Karla Meza
Especial Crónica Norte
MONTREAL, 1 de mayo 2021.— Trabajadores del sector informal, trabajadoras domésticas, líderes sindicalistas, organismos defensores de los derechos de los trabajadores y organizaciones estudiantiles se manifestaron frente al Palacio Nacional en Guatemala capital este 1 de mayo con motivo del Día Internacional de los Trabajadores.

Debido a las restricciones sanitarias, no se pudo llevar a cabo la marcha conmemorativa que normalmente reúne más de 3,000  personas en la capital guatemalteca. Sin embargo, alrededor de 250 personas se hicieron presentes para manifestarse en la Plaza de la Constitución, según un informe de Juan Pablo Donaldo Flores, secretario nacional de la juventud del Movimiento Político WINAQ, fundado por la líder indígena guatemalteca de origen quiché Rigoberta Menchú, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1992.

“Estamos presentes no sólo para manifestarnos contra el gobierno represor del presidente Giamattei sino también para conmemorar a todos los trabajadores del mundo, ya que es nuestra fuerza laboral la que mantiene en pie el sistema económico mundial”, declaró Donaldo Flores a Crónica Norte.



El joven líder afirmó que a pesar del contexto político del país bajo el gobierno actual de derecha en Guatemala y de las restricciones sanitarias es importante seguir conmemorando el 1 de mayo, no solo con la finalidad de reivindicar las luchas históricas que se han ganado en favor de los trabajadores sino también alcanzar una mayor articulación entre los trabajadores y resistencia ante el gobierno. “Solamente organizados podremos transformar los estados y los países en donde no existe actualmente ni protección ni beneficios para los trabajadores”, agregó Donaldo Flores.

Por su parte, el director general de la Asociación de guatemaltecos unidos por nuestros derechos (AGUND), José Sicajau Xoc, reiteró la importancia de la presencia de organismos defensores de los derechos de los trabajadores migrantes a Estados Unidos y Canadá en la manifestación que se llevó a cabo en la capital guatemalteca.

“Estamos aquí para protestar por la violación de los derechos de los trabajadores. Continuaremos nuestra lucha social por los derechos de cerca de 9,000 guatemaltecos que emigran cada año a Canadá y los tres millones de migrantes en Estados Unidos que se encuentran desprotegidos, sin derecho a educación ni a seguro médico a pesar de estar pagando impuestos al gobierno estadounidense”, afirmó Sicajau Xoc en entrevista para Crónica Norte.


Plaza de la Constitución en ciudad de Guatemala. Foto: José Sicajau.

Entre otras reivindicaciones, el organismo AGUND exige al gobierno guatemalteco la implantación de una ley regulatoria de las entidades de reclutamiento de trabajadores agrícolas temporales. “Lamentablemente en Guatemala no hay una ley o acuerdo ministerial que controle las agencias que reclutan trabajadores para Estados Unidos y Canadá. Hay personas que cobran miles de dólares por llevar gente a trabajar y nadie dice nada. Ni el gobierno de Guatemala ni el gobierno de Canadá saben cómo actúan los reclutadores o cuánto cobran”, denunció Sicajau Xoc, quien fue trabajador agrícola temporal tanto en Estados Unidos como en Canadá durante varios años antes de cofundar el organismo en 2011.

El hoy director general del organismo agradeció a las organizaciones que participan en la lucha en beneficio de los trabajadores en diferentes países de Latinoamérica. “Nuestros gobiernos actúan generalmente en favor de los grandes empresarios, dejando a un lado a los trabajadores, sin embargo sabemos que sin la mano de obra no existe progreso ni bienes en ningún país del mundo. Sin importar lo que pase seguiremos nuestra lucha social”, concluyó Sicajau Xoc. 

Manifestación en ciudad de Guatemala por el Día Internacional del Trabajo. Foto: José Sicajau.


Ante la falta de mano de obra, empleadores restringen salidas y establecen jornadas laborales de hasta 16 horas al día. Agricultores viven hacinados; temen contagios de covid-19. Cobran a empleados gastos injustificados, lamentan


Karla Meza
Especial Crónica Norte

MONTREAL, 15 julio 2020.— Condiciones de vivienda inadecuadas, horario de trabajo excesivo, restricción para salir de las granjas en días de descanso y cargos por gastos injustificados son las principales denuncias de los trabajadores, quienes sienten la repercusión de la escasez de mano de obra agrícola actualmente en el país debido a la pandemia de covid-19.

Semana de trabajo de 100 horas

5:30 de la mañana. Juan sale apresurado del dormitorio que comparte con otros 12 trabajadores guatemaltecos en la granja que lo emplea desde hace poco más de diez años en Sainte-Clotilde-de-Châteauguay y se dirige hacia el campo en donde pasará las próximas 12 a 16 horas recogiendo un promedio de 45 lechugas por minuto.

Cada temporada su patrón emplea más de 100 trabajadores guatemaltecos y mexicanos. Sin embargo, cerca de la mitad no llegarán este año debido a la pandemia.

“Este año el trabajo es mucho más pesado”, nos dice el trabajador guatemalteco de 54 años, que prefiere no ser identificado con su verdadero nombre por miedo a sufrir represalias de su patrón. 

“La semana pasada trabajamos de 6 de la mañana a 10 de la noche entre semana, hasta las 8 de la noche el sábado e incluso medio día el domingo. Estamos agotados, pero no podemos negarnos a trabajar las horas extra que el patrón nos pide”.

Juan y sus compañeros temen no ser llamados a trabajar al año siguiente si se niegan a trabajar horas extras, siendo considerados “rebeldes” o “improductivos”.

Michel Pilon, coordinador de la Red de Ayuda a los Trabajadores y Trabajadoras Agrícolas Migrantes de Quebec (RATTMAQ) declara haber recibido decenas de llamadas de trabajadores y trabajadoras agrícolas de toda la provincia denunciando el exceso de trabajo.  

Menos de 32 horas de descanso

Las leyes laborales de Quebec establecen que el patrón debe conceder a los trabajadores un período de descanso semanal de al menos 32 horas consecutivas. Sin embargo, esta ley otorga latitud al patrón para posponer a la semana siguiente el descanso semanal de los trabajadores “cuando es absolutamente necesario completar el trabajo en la granja”. 

Al contactar al patrón de esta granja recientemente, el consulado de Guatemala en Montreal obtuvo corroboración de la denuncia de parte de varios trabajadores, solicitando al patrón que regularizara las horas de descanso de los trabajadores a partir de esta semana.

Por su parte, la coordinadora del Centro de Trabajadores Inmigrantes (CTI) de Montreal, Viviana Medina, expresó que la pandemia puso de manifiesto la ineficacia de las políticas y protocolos de protección que el Estado ha puesto en marcha para estos trabajadores. “Las entidades responsables de vigilar la aplicación de las normas laborales y de salud pública no están haciendo lo suficiente para proteger los derechos de los trabajadores. Es un abuso solicitar que trabajen más de 12 horas al día”.

Restricción para salir de la granja 

“El domingo pasado después de nuestra jornada de trabajo nos han llevado a hacer nuestras compras de comida para la semana”, relata Juan dejando ver su frustración ante la situación. “Sin embargo, solo tuvimos una hora y nos limitaron a una sola tienda. El patrón no quiere arriesgarse a que el covid-19 entre en la granja, sin embargo, los empleados que vienen de fuera de la granja son libres de hacer lo que quieran en sus días de descanso. Nosotros no”.

Una situación similar es la que enfrenta Carmen, trabajadora guatemalteca de poco más de 30 años quien se encuentra en su tercera temporada de trabajo recogiendo fresas. Para poder venir a trabajar a Quebec, Carmen deja a sus hijos pequeños bajo el cuidado de su familia en Guatemala. 

“Vivimos en un ambiente muy restrictivo, pero no podemos quejarnos directamente con la patrona porque hemos visto a otras compañeras sufrir represalias anteriormente. En este momento no podemos salir de la granja ni para comprar nuestros alimentos. Debemos proporcionarle a la patrona la lista de lo que necesitamos y ella hace el pedido directamente a la tienda. Una vez que recibimos la mercancía, debemos realizar el pago inmediato con nuestra tarjeta de débito. Es difícil, porque no siempre recibimos lo que pedimos ni tampoco decidimos el precio que pagamos por cada cosa”.

La Comisión de Normas Laborales sostiene que el control de las entradas y salidas de los trabajadores de la granja no es parte de su mandato. Obtuvimos la misma respuesta por parte del Departamento de Salud Pública.

El coordinador de la RATTMAQ declara haber identificado al menos 14 granjas que limitan o incluso impiden las salidas de los trabajadores. El señor Pilon afirma haber denunciado dicho abuso ante la Comisión de Derechos Humanos. 

“Si los trabajadores desean salir a pasear en bicicleta, caminar o hacer compras, siempre y cuando respeten el distanciamiento físico no veo por qué no puedan hacerlo. Algunos trabajadores han incluso recibido medidas disciplinarias por salir de la granja. ¡Es discriminatorio! Las reglas que se aplican a los trabajadores extranjeros temporales deberían ser las mismas que se aplican a los quebequenses”.

Imposibilidad de guardar el distanciamiento mínimo

En temporadas anteriores Juan solía compartir una habitación con otro trabajador en las residencias de la granja, pero este año se encuentra alojado en un dormitorio de 15 literas junto con otros 12 trabajadores guatemaltecos. 

“El patrón nos dijo que necesitaba nuestras habitaciones para poder aislar a los trabajadores en cuarentena, pero en este dormitorio es imposible guardar el distanciamiento físico mínimo de dos metros recomendado por la Salud Pública. Además, el patrón nos dijo que posiblemente un grupo de 15 o 16 trabajadores mexicanos llegaría al dormitorio la semana próxima”. 

Juan nos indica que normalmente cerca de 30 trabajadores comparten dicho dormitorio. Él y sus colegas temen un posible brote de covid-19 tal como ocurrió en el suroeste de Ontario, en donde cientos de trabajadores fueron infectados llevando a la muerte a tres trabajadores mexicanos.

“Tomé el riesgo de venir a trabajar por la necesidad de alimentar a mi familia, pero no esperaba tener que compartir un dormitorio con una docena de personas o más. La verdad me preocupa mucho, solo espero que el virus no llegue aquí”.

A pesar de la evidencia, el empleador declaró por teléfono al consulado guatemalteco cumplir con todas las normas de espaciamiento mínimo en las residencias de los trabajadores. 

La coordinadora del CTI Viviana Medina subraya que el problema de la vivienda de los trabajadores existe desde hace mucho tiempo. “Si los empleadores continúan alojando a un gran número de trabajadores en la misma casa, en la misma habitación, será cuestión de tiempo para que haya brotes de covid-19 como los que hubo en Ontario o aquí mismo en Quebec, en Vegpro International”.

La Comisión de Normas Laborales estipula claramente en su reglamento la responsabilidad de los patrones de alojar máximo dos trabajadores extranjeros temporales por habitación para reducir al mínimo el riesgo de transmisión del virus, sin embargo, varios empleadores continúan ignorando dicha regla.

El coordinador de la RATTMAQ, Michel Pilon, solicita al gobierno establecer reglas más estrictas para el alojamiento de los trabajadores agrícolas. “Debería establecerse una reglamentación similar a la establecida para los trabajadores de la construcción de las presas en la Bahía de James. Si las reglas se aplican para proteger a los quebequenses, ¿por qué no se aplican para los trabajadores extranjeros?”.

Cobros excesivos por gastos durante la cuarentena

Al igual que varios trabajadores que se han comunicado con la RATTMAQ, Juan y Carmen denuncian haber tenido que pagar centenas de dólares a sus patrones por el reembolso de supuestos gastos realizados durante el periodo de cuarentena.

Para empezar, los trabajadores tuvieron una deducción salarial de 30 dólares semanales por concepto de alquiler durante los 14 días de aislamiento obligatorio, a pesar de que el gobierno federal otorga a los empleadores un subsidio de 1,500 dólares por trabajador, destinado a cubrir el costo total del alojamiento y una remuneración equivalente a 30 horas de trabajo a salario mínimo por cada una de las dos semanas de cuarentena. 

“Hemos pedido a la Comisión de Normas Laborales que verifique lo que está sucediendo en las granjas, ya que hemos recibido varias quejas de trabajadores al respecto”, declaró Michel Pilon. “Se supone que los patrones deben cubrir 100% del costo del alojamiento durante la cuarentena con la ayuda que se les ha otorgado, así que los trabajadores no tienen por qué cubrir este gasto”.

Por otro lado, de acuerdo con lo establecido por la Comisión de Normas Laborales por concepto de comidas preparadas proporcionadas a los trabajadores durante la cuarentena, los patrones pueden cobrar un monto máximo de 29,67 dólares semanales a cada trabajador. 

“Según los cobros denunciados por los trabajadores, algunos patrones están cobrando el costo total de las comidas a pesar del máximo establecido por la ley. El gobierno debe intervenir”, afirmó Pilon.

Por otro lado, Carmen y tres de sus compañeras denuncian haber tenido que desembolsar entre 500 y 700 dólares al llegar a la granja después de haber estado hospedadas en un hotel durante 14 días, tal como lo estipula la ley en caso de que el patrón no cuente con las instalaciones necesarias para aislar a los trabajadores individualmente dentro de sus instalaciones.  

Al no haber recibido copia detallada de los cargos hechos por su empleador, las trabajadoras denuncian ignorar qué fue exactamente lo que se les cobró. Por su parte, la patrona de la empresa señala que “varios(as) trabajadores(as) solicitaron bebidas gaseosas fuera de lo que estaba incluido con la comida, así como algunos artículos de higiene personal e incluso equipo o calzado necesario para llevar a cabo el trabajo en la granja”.

Deducción máxima permitida

Según la cláusula VIII.3.a del contrato de trabajo de los trabajadores agrícolas temporales y las disposiciones establecidas por la Comisión de Normas Laborales, el patrón debe proporcionar un uniforme al trabajador cuando es requerido, y en los casos “en que la ley lo permita” el costo podrá ser compartido en partes iguales.

No obstante, el contrato establecido por el Ministerio de la Inmigración de Quebec dicta que el patrón no puede exigir un pago al trabajador por la compra, el uso o el mantenimiento de una vestimenta en particular, si dicho pago ocasiona que el trabajador reciba un pago menor al salario mínimo. 

“El cobro hecho a las trabajadoras es demasiado elevado para corresponder a los gastos que la patrona declara”, sostiene Michel Pilon. “La Comisión de Normas Laborales debe hacer una verificación. Además, la ley estipula que un patrón no puede debitar más del 25% del salario de un trabajador en caso de que este deba reembolsar los gastos incurridos en su nombre. El saldo deberá en ese caso ser cobrado al trabajador cuando reciba su siguiente pago, mientras que no exceda dicho porcentaje”.

Carmen y sus compañeras tuvieron sin embargo que desembolsar casi la totalidad de la remuneración neta recibida por las dos semanas de cuarentena. “Yo contaba con ese dinero para poder enviarlo a mis hijos, pero tendré que esperar al próximo día de pago”. 

Organizaciones a la escucha de los trabajadores 

Tras el fallecimiento del tercer trabajador agrícola mexicano en Ontario por el covid-19, el primer ministro Justin Trudeau declaró que “habrá consecuencias para los empleadores que no respeten las medidas de prevención para la salud de los trabajadores(as) del sector agrícola, durante y después de la cuarentena”.

La cónsul general de Guatemala en Montreal, Guisela Godínez, afirma contar con que los trabajadores acudan al consulado para denunciar cualquier irregularidad en las granjas o si necesitan ayuda. “Lamentablemente el consulado no cuenta con un registro de todos los trabajadores en suelo quebequense, ya que son empresas reclutadoras privadas quienes llevan a cabo la contratación”.

Su homólogo mexicano, Alejandro Estivill Castro, declara por su parte “haber establecido, en concertación con el gobierno de Quebec, un mecanismo a través del cual el trabajador o cualquier otra persona o entidad puede lanzar una alerta con la finalidad de movilizar la intervención de la Comisión de Normas Laborales”.

No obstante, la mayoría de los trabajadores duda en denunciar ante las autoridades las irregularidades que viven en las granjas, temiendo sufrir represalias, perder su empleo o incluso ser expulsados del programa, prefiriendo recurrir a organismos defensores de sus derechos como la RATTMAQ y el CTI. 

La RATTMAQ recibe de 30 a 50 llamadas o mensajes de trabajadores agrícolas por día. “La mayoría nos contacta para obtener información general sobre sus derechos durante la cuarentena, pero hay quienes llaman para denunciar un abuso o presentar una queja”, afirma Michel Pilon. Todavía queda un largo camino que recorrer para poder llegar a cambiar las cosas”.

Cifras actualizadas

Alrededor de 11,000 trabajadores agrícolas extranjeros han llegado a la provincia de Quebec desde el inicio de la pandemia, en su mayoría procedentes de Guatemala y México, y en menor proporción de Honduras.

Hasta la fecha se han reportado cerca de 50 casos de trabajadores extranjeros infectados por el covid-19 en siete granjas de la provincia. En Columbia Británica se han confirmado cerca de 30 casos y más de 1,000 en el suroeste de Ontario, en donde tres trabajadores mexicanos sucumbieron al virus.


Reportan tres casos más en una productora. Autoridades de Salud supervisan medidas de aislamiento y prevención. Comprueban estado de salud de jornaleros extranjeros de tres granjas de la región


Karla Meza
Especial Crónica Norte

MONTREAL, 2 julio 2020.— Tres nuevos casos de trabajadores agrícolas mexicanos infectados por el covid-19 fueron recientemente reportados en la región de Lanaudière. La Dirección de la Salud Pública de la región recibió el 25 de junio el informe del primer caso de covid-19 en la granja productora de fresas Les filles Auclair, situada en Lavaltrie.

Estando aún en el periodo inicial de cuarentena, el primer trabajador comenzó a presentar síntomas del covid-19 el 21 de junio. Dicho trabajador había llegado en un vuelo de México el 12 de junio junto con otros 12 colegas, y se encontraba aislado en una casa con otros tres trabajadores.

Al recibir el informe del primer trabajador con síntomas, la Salud Pública inició una investigación y procedió a examinar a los cuatro trabajadores alojados en dicha casa. Un encargado de higiene laboral entró en contacto con el empleador ese mismo día, con la finalidad de validar las medidas de aislamiento y de prevención colectiva e individual puestas en marcha.

Tres de los trabajadores de la misma casa resultaron positivos al test de covid-19. La Salud Pública procedió entonces a examinar al resto del grupo el 26 y 27 de junio. Los otros ocho trabajadores mexicanos empleados por la granja dieron negativo al examen de detección.

La Dirección de Salud Pública confirma haber contactado el 27 de junio otros tres establecimientos agrícolas situados en la región de Lanaudière, quienes actualmente acogen nueve trabajadores agrícolas que viajaron en el mismo vuelo y posiblemente en el mismo autobús que los trabajadores que dieron positivo. La orden de aislamiento para estos nueve trabajadores fue levantada al final de su cuarentena hace unos días, ya que no presentaron ningún síntoma del covid-19.

Por su parte, la representante de la granja en donde han sido detectados los tres casos positivos prefirió no emitir ningún comentario al respecto.

Hasta el momento, 49 trabajadores agrícolas temporales mexicanos y guatemaltecos han dado positivo al covid-19 en granjas de la provincia de Quebec, casi 25 en Columbia Británica y más de 1,000 en Ontario, en donde tres trabajadores mexicanos han fallecido en las regiones de Windsor-Essex y Simcoe.

A raíz del fallecimiento del tercer trabajador mexicano Juan López Chaparro el 20 de junio, pocas semanas después del fallecimiento de Bonifacio Eugenio Romero y Rogelio Muñoz Santos, el gobierno de México suspendió durante cinco días el envío de trabajadores agrícolas a las granjas donde se registraron brotes de covid-19 con la finalidad de determinar las circunstancias que rodean la seguridad en las granjas.

Ambos gobiernos continúan examinando actualmente las políticas y los protocolos de salud establecidos en las granjas canadienses para la protección de los trabajadores.


Temen que el brote se expanda como ocurrió en Ontario. Contrario a lo que declaran las empresas, “la situación es inquietante”, afirman trabajadores agrícolas temporales. Campos quedan sin mano de obra; cae la producción


Karla Meza
Especial Crónica Norte

Establecida en Canadá desde 1995, Karla Meza es licenciada en administración de empresas del Tecnológico de Monterrey en México y diplomada en periodismo e investigación de la Universidad de Montreal. Como periodista independiente, Karla se interesa en las cuestiones relacionadas con la migración forzosa y los desafíos de las comunidades marginadas tanto en el ámbito local como internacional.

Productora del documental “Desarraigados por la guerra” en 2019 acerca de la situación de los refugiados sirios en el Líbano. Asimismo realizó un informe videográfico sobre la resiliencia de las mujeres totoperas en el Istmo de Tehuantepec y se encuentra en vías de concluir un nuevo documental acerca del impacto de la separación de los trabajadores agrícolas temporales mexicanos y guatemaltecos de sus familias.

MONTREAL, 20 junio 2020.— Más allá del brote notificado en la empresa Vegpro International en la región de Montérégie a fines de mayo, el covid-19 se ha abierto camino en al menos cinco granjas en la provincia de Quebec, según fuentes oficiales. La situación siembra una gran preocupación entre los trabajadores agrícolas y los gobiernos de México y Guatemala, temiendo un brote como el que se ha registrado en varias granjas del suroeste de la provincia de Ontario, que ha causado la muerte de dos jóvenes trabajadores mexicanos.  

“No me atrevo a contarle a mi familia en Guatemala lo que está pasando en la granja donde trabajo”, nos confió Ramiro* pocos días antes de que la noticia del brote en la granja Vegpro Internacional donde trabaja desde hace cinco años se hiciera pública en los medios de comunicación de Quebec el pasado 10 de junio. 

Los dos primeros casos de covid-19 en esta granja aparecieron a finales de mayo, resultando en 18 trabajadores guatemaltecos infectados y cerca de 50 trabajadores puestos en cuarentena preventiva. “No quiero preocupar a mi familia, pero la situación es inquietante y necesito hablar con alguien de ello. Venimos con gusto a trabajar aquí a Canadá, pero corremos un gran riesgo en estos momentos”.

Según el testimonio de Ramiro*, los dos primeros trabajadores de la empresa que dieron positivo al covid-19 provienen del exterior de la granja y no forman parte del Programa de Trabajadores Extranjeros Temporales (PTET) de Guatemala, contrariamente a lo declarado por la dirección de la empresa a los medios locales la semana pasada. Esta versión fue corroborada por una docena de trabajadores de la empresa quienes contactaron al coordinador de la Red de Ayuda a los Trabajadoras y Trabajadores Migrantes Agrícolas de Quebec (RATTMAQ), Michel Pilon, quien ha seguido de cerca la situación.

“Una docena de empleados de la empresa se ha comunicado con nosotros por medio de la línea telefónica en español sin costo que hemos puesto en servicio exclusivamente para su asistencia desde el inicio de la pandemia”, declaró Michel Pilon. 

El coordinador de la Red nos informó que, debido a la discrepancia entre la declaración de la dirección de la empresa a los medios de comunicación y el testimonio de los trabajadores, la Dirección de Salud Pública y la Comisión de Normas y Salud y Seguridad en el Trabajo han abierto una investigación.

“La RATTMAQ ha distribuido folletos explicativos en español a todos los trabajadores agrícolas temporales que han ingresado a la provincia por el aeropuerto de Montreal desde mediados de abril, acerca de las precauciones que deben tomar por la covid-19 y sus derechos durante la cuarentena. Las llamadas de los trabajadores son tratadas de manera anónima”.

Reacción del consulado general de Guatemala en Montreal

“Hemos estado al pendiente de nuestros trabajadores desde el inicio del brote, declaró por su parte la cónsul general de Guatemala en Montreal, Guisela Godinez Sazo. Tenemos confirmación de que 16 de ellos ya han sido reintegrados a sus trabajos y los dos últimos serán reintegrados a finales de esta semana”.

Durante la pandemia, el consulado ha tenido que modificar su protocolo de respuesta para evitar visitas de personas ajenas a las granjas. “Se ha establecido un sistema de teleconferencia para poder mantener una comunicación directa con los empleadores, ya que es importante asegurarnos de que nuestros trabajadores reciban los cuidados preventivos necesarios durante la cuarentena, afirmó la cónsul general. La situación es preocupante y en cualquier momento puede producirse un mayor contagio a pesar de las medidas preventivas”.

Se estima que actualmente entre 3,000 y 4,000 trabajadores guatemaltecos se encuentran en territorio quebequense. “Es difícil precisar el número exacto, debido a que un gran número de trabajadores se encontraba ya en la provincia antes de la pandemia bajo un contrato de dos años, precisó la cónsul. Por otro lado, debido al reclutamiento privado por parte de las granjas “es difícil dar seguimiento y mantener contacto con cada uno de los trabajadores guatemaltecos”.

Reacción del consulado general de México en Montreal

Tan pronto como fue informado del brote de covid-19 en la empresa Vegpro International el 9 de junio pasado, el consulado general de México en Montreal tomó las medidas necesarias para verificar si algún ciudadano mexicano se encontraba entre los trabajadores contagiados. Ningún trabajador mexicano fue reportado contagiado en esta empresa. 

Sin embargo, previamente al brote reportado en Vegpro, el covid-19 se había abierto camino en al menos otras cinco granjas en diferentes regiones de la provincia, en las cuales 21 trabajadores mexicanos del Programa bilateral de Trabajadores Agrícolas Temporales (PTAT) se reportaron infectados durante el mes de mayo.  

Dos casos fueron reportados en la región de Montérégie, 16 en la región de Chaudière-Appalaches y uno en la región de la Costa Norte.

“Desde un inicio, el gobierno mexicano puso un freno a la llegada de trabajadores hasta que no se garantizaran las condiciones adecuadas de seguridad médica y laboral para los trabajadores”, afirma el cónsul general de México en Montreal, Alejandro Estivill Castro. “Se llevó a cabo una negociación muy compleja durante los meses de marzo y abril, ya que para nosotros era indispensable que se estableciera un protocolo adecuado para la cuarentena de los trabajadores y que se garantizara su remuneración”.  

El cónsul general señala que este año quedó evidente ante todos los interlocutores la importancia de la mano de obra mexicana para los empleadores canadienses. “Ha quedado muy claro que México participa en un acto de cooperación y buena voluntad hacia un país amigo, declara el cónsul general. Sin embargo, el PTAT nos permite sancionar directamente a las granjas que no cumplan con las exigencias de protección sanitaria o en materia de derechos laborales, negándoles acceso a los trabajadores”.

Dada la existencia de diversos programas para la contratación de trabajadores agrícolas, entre ellos el PTAT, el PTET y la contratación independiente por parte de los productores agrícolas, el consulado no es informado sistemáticamente de todos los trabajadores mexicanos en suelo quebequense.

Perder 100 % de la fuerza de trabajo 

Aproximadamente 10,000 trabajadores mexicanos llegan a trabajar cada temporada a la provincia de Quebec. Este año solamente alrededor de 70% ha podido obtener su permiso de trabajo hasta el momento. 

Debido a la falta de mano de obra, la situación es crítica para muchos de los productores agrícolas. Hemos obtenido testimonio de dos de ellos que se vieron privados del 100 % de sus trabajadores temporales debido al brote de coronavirus. 

Caroline Dion, cultivadora de papas, fresas, frambuesas y arándanos en Saint-Charles-de-Bellechasse, contrata a 10 trabajadores agrícolas temporales mexicanos cada año. Sin embargo, sólo cuatro de ellos pudieron obtener un permiso de trabajo en México para esta temporada. “Tan solo tres días después de haber concluido la cuarentena inicial a principios de mayo, uno de mis cuatro trabajadores comenzó a tener síntomas y dio positivo a la prueba de covid-19”, declaró la señora. Dion.

La Dirección de la Salud Pública ordenó entonces que el resto de los trabajadores fueran puestos en cuarentena preventiva, habiendo estado en contacto con el trabajador infectado. “Perdí 100% de mi fuerza de trabajo durante un mes debido a la segunda cuarentena. Toda mi familia tuvo que venir a ayudar para poder reemplazar a los cuatro trabajadores. El brote afectó terriblemente la productividad de la granja además de habernos causado un estrés enorme”.

¡No fue uno, fueron todos! 

Exclama Rénald Gilbert, productor de pinos de Navidad en Saint-Clotilde-de-Beauce, quien lamenta el retraso en sus operaciones debido a la covid-19. 

“Dos días después de salir de la contención, uno de mis trabajadores mexicanos empezó a tener fiebre”, explica el señor Gilbert. Contactamos al centro de salud local y nos dijeron que teníamos que esperar 48 horas antes de poder hacer una prueba. Pocos días después, los 15 trabajadores mexicanos que se encuentran actualmente trabajando en la granja dieron positivo. “En un abrir y cerrar de ojos se desató el contagio”.

El señor Gilbert denuncia una falta de responsabilidad por parte de la dirección de Salud Pública: “Considero que deberían haber actuado en cuanto hubo el primer indicio de covid-19 en mi establecimiento”. 

El propietario de la granja no se explica cómo pudo ser infectado el primer trabajador, asegurando que el grupo se encontraba en contención en una antigua residencia para personas de la tercera edad durante los primeros 14 días de su llegada al país. “Hasta ahora ha llegado solamente la mitad de los trabajadores, así que contamos con el espacio suficiente para asignar una habitación a cada trabajador. Una sola persona de la empresa tuvo contacto con los trabajadores durante la cuarentena, siendo responsable de la compra y la entrega de los víveres a los trabajadores”. 



Suspensión temporal del PTAT 

Rénald Gilbert esperaba la llegada de otros 18 trabajadores mexicanos en las próximas semanas, sin embargo, tras la aparición de cientos de casos en varias granjas en el suroeste de la provincia de Ontario y el fallecimiento de los trabajadores mexicanos Bonifacio Eugenio Romero y Rogelio Muñoz Santos, México decidió suspender temporalmente el envío de trabajadores agrícolas a Canadá para determinar las circunstancias que rodean las condiciones de seguridad en las granjas canadienses. 

El gobierno mexicano revisa en este momento las políticas y protocolos de salud establecidos en las granjas, antes de permitir la reanudación del flujo de trabajadores.

Por su parte, la cónsul general de Guatemala en Montreal Guisela Godinez Sazo afirma que no hay ninguna instrucción actualmente por parte de las autoridades guatemaltecas con respecto a la suspensión del flujo de trabajadores hacia Canadá. 

Desigualdad de derechos para los trabajadores extranjeros

“En medio de la pandemia, los trabajadores agrícolas vienen a trabajar en detrimento de sus familias y de sus vidas para que podamos nosotros tener alimento, sostiene Viviana Medina, coordinadora del Centro de Trabajadores Inmigrantes (CTI) de Montreal. El covid-19 ha dejado claro que el sistema no funciona, ha dejado al descubierto la ineficacia de las políticas de protección del Estado y de las instituciones a cargo de supervisar que se apliquen las leyes para garantizar las condiciones laborales y de seguridad de los trabajadores”.

La coordinadora del centro de ayuda a trabajadores inmigrantes señala que la desigualdad entre los derechos de los residentes y ciudadanos canadienses y los trabajadores temporales crea condiciones propicias para la explotación y el abuso por parte de los empleadores.

“Canadá depende de la mano de obra extranjera, pero se rehúsa a otorgarle la oportunidad a los trabajadores de instalarse en el país de manera permanente con sus familias y llevar una vida digna. Los gobiernos no pueden seguir ignorando la realidad de los trabajadores extranjeros, tanto en el sector agrícola como en otras industrias donde miles de inmigrantes se encuentran vulnerables ejerciendo empleos precarios y hasta peligrosos. Es una cuestión de derechos humanos”.

Para compensar la escasez de mano de obra en el sector agrícola, la cual fue agravada por las restricciones impuestas por los gobiernos mexicano y guatemalteco para el envío de los trabajadores temporales extranjeros durante la pandemia, el gobierno de Quebec puso en marcha a fines de marzo un programa para incitar a los residentes y ciudadanos canadienses sin empleo a trabajar en el campo de abril a octubre.

Este programa ofrece a los solicitantes un bono de $100 semanales que se agregan a la compensación financiera que reciben actualmente ya sea por medio del seguro de desempleo o por parte del programa temporal de ayuda de emergencia implantado por el gobierno federal desde el inicio de la pandemia. Al inicio, el programa tenía como objetivo el reclutamiento de 8,500 trabajadores locales, sin embargo, hasta el día de hoy se ha alcanzado aproximadamente 50% del objetivo.

“El problema es que debido a que muchas de las granjas contratan trabajadores locales en estos momentos, se encuentran mezclados con los trabajadores temporales, dice Viviana Medina. Muchos de los trabajadores locales vienen de lugares en Montreal en donde se encuentran los principales focos de infección, puede ser entonces que sean quienes estén llevando el covid-19 a las granjas. Habiendo una mezcla de estos trabajadores con trabajadores extranjeros temporales en las granjas, es normal que no se sepa de dónde viene el virus”.



Los trabajadores agrícolas preocupados por el contagio

El brote de covid-19 siembra una gran preocupación entre los trabajadores agrícolas temporales en las granjas de Quebec.

Mario V., trabajador guatemalteco de 35 años, primera temporada de trabajo:

“Venimos aquí a trabajar para poder ayudar a nuestras familias, arriesgando nuestras vidas. No sabemos qué pasaría con nosotros si llegáramos a contagiarnos. Si nos prestarán servicio médico adecuado o si simplemente nos confinarán a estar en cuarentena en nuestras habitaciones. Si nos llegamos a contagiar, no sabemos si nos recuperaremos o si moriremos lejos de nuestras familias. Espero que todo salga bien”.


Carlos D., trabajador mexicano de 31 años, novena temporada de trabajo:

“Me siento angustiado por lo que está pasando. Escuchamos en las noticias que los contagios van en aumento y no sabemos realmente qué hacer. Salimos de casa únicamente para ir a trabajar a la granja y una vez por semana para comprar nuestra comida. Es difícil estar lejos de la familia y sobre todo este año, pero la mejor manera en que los puedo apoyar es económicamente. Venimos aquí a trabajar por necesidad”.


Pablo N., trabajador guatemalteco de 53 años, decimosexta temporada de trabajo:

“Mi esposa y mis hijos se quedan tristes cuando vengo, pero si no lo hago, empeoraría su calidad de vida. Al menos desde aquí puedo mandarles dinero para solventar sus necesidades. La necesidad nos hace arriesgarnos. Solo espero que la enfermedad no llegue ni a esta granja ni a mi casa en Guatemala y que al final de la temporada pueda volver a verlos”.


Mynor O., trabajador guatemalteco de 25 años, segunda temporada de trabajo:

“La situación de la pandemia es preocupante, pero este trabajo es la única fuente de ingreso que tenemos mi padre y yo, así que debemos afrontarla. Mi madre se quedó triste y preocupada por nosotros, pero estamos siguiendo las instrucciones de distanciación que nos han dado y evitamos el contacto con personas que no estén en la granja”.


*Se ha utilizado un nombre ficticio con la finalidad de proteger al trabajador de posibles represalias.


Crónica de una mexicana exiliada por el covid en Villeray. Hoy, en este pedacito de norte, sabe que el cariño cura y que las solidaridades frente a la crisis son muchas

https://janacua300.wixsite.com/tharexikua/post/exiliada-por-covid-en-villeray-cr%C3%B3nica-de-mi-sobrevivencia-en-montreal


Rosalinda Hidalgo*

Es mayo de 2020 en la ciudad de Montreal; comienza el calor después de muchos meses de invierno. Disfruto este sol y cielo azul, mientras voy rumbo a la clínica de despistage du covid en Montreal Nord, una zona considerada de altos contagios en la ciudad y en el país.

Montreal ha sido uno de los epicentros del covid en Canadá con casi 50,000 casos y más de 4,000 muertes [1]. Hubo un momento en que tan sólo en la provincia de Quebec la cifra de infectados y muertos era la misma que en todo México. En comparación con la ciudad vecina de Nueva York, los casos son menores y la atención médica, por lo menos para la prueba de detección, ha sido accesible. Sin embargo eso no quita el miedo de que mi salud empeore y la sensación de que no quería morir sin ver a mi hermana y no quería morir en Norteamérica, como muchos mexicanos están muriendo en Nueva York.

Un día después de haber realizado la prueba, nos llamaron para confirmar que teníamos el covid. Inmediatamente avisé a quienes había visto la semana pasada, era una sensación de pena y preocupación. Agradecí ser joven, sana, y no tener enfermedades graves. Pero los síntomas que tenía me hacían ya depender de otros y otras. Inmediatamente pensé en quienes estén enfermos y no reciben ayuda, en todos aquéllos que al igual que yo ignoramos cómo funciona el sistema de salud de este país y desconocemos la lengua. Pensé en quienes tienen que parar de inmediato de trabajar y no cuentan con nada para enfrentar la enfermedad, pobres, enfermos y solos. O sea “los nadie”, como diría Galeano.

A estas alturas el apreciable lector se preguntará cómo me contagié… en casa, en la communate Dandurad, al compartir una cena con mi vecino coloc para evitar ese aislamiento y distanciamiento social que innegablemente sentimos impuesto. Él trabajaba como personal de mantenimiento en un hospital de la ciudad, esa noche me enteré. Él, un hombre sano y fuerte, pero desesperado por la realidad y el encierro, pensaba que el covid sólo era un asunto de viejitos y no le daba a los jóvenes. Aunque reconocía que había muchos muertos y todo el tiempo hablaba de la catástrofe por el covid, él nunca se asumió como un posible transmisor; no supo reconocer los síntomas previos y, por supuesto, en su trabajo ni él ni nadie tenía las garantías de seguridad para hacer frente a la pandemia. En aquel mismo momento yo escribía un artículo sobre las violaciones a los derechos de los trabajadores agrícolas temporales en los campos de Quebec en tiempos de covid.

La enfermedad

No comencé a sentirme mal sino hasta cinco días después del contagio. Días antes sentí molestia al no tener el gusto por la comida y no poder respirar bien. Lo comenté con mi hermana, mi compañero y una amiga, pero negamos de inmediato la posibilidad de que estuviera contagiada, reduciéndolo a un posible resfriado de mayo.

Para el fin de semana los dolores en los pulmones eran fuertes, las caricias me hacían llorar. Yo pensaba que era tensión, pero no. Conforme pasaban las horas se iban manifestando otros síntomas, dolor fuerte en las articulaciones y mucho cansancio. Para ese momento, ya nada me parecía normal, intuía que estaba enferma y mi compañero ya también se sentía mal. Así que el fin de semana que iba a compartir con mi compañero y que  en mi fantasía lo había asociado a noches de alcohol y sexo, en realidad fue de dolor, abstención y cuidado mutuo.

El lunes amanecí con la certeza de que  tenía (la enfermedad, el virus, la COVID-19), así que me preparé para dejar mi casa y hacer unas vacaciones largas a la casa de mi compañero en la cooperativa de vivienda Chez Nous, chez vous. Nos estábamos preparando para nuestro confinamiento dentro de la cuarentena. Nos prohibimos los primeros días de sol y calor que anuncian el tan esperado verano.

Al día siguiente fuimos hacernos la prueba y encontramos el lugar más indicado… en el otro extremo de la ciudad. Así fue mi tour por la zona industrial de Montreal Nord, nos perdimos alrededor de 30 minutos y resta decir que todo el trayecto fue de malestares y tensiones. No encontrábamos la dirección y, entre la parsimonia de mi compañero y mi neurosis, era obvio que estábamos vibrando muy bajo.        

Avisamos a nuestras respectivas familias, amigas y amigos más cercanos para que estuvieran al tanto de nosotros. La madre de mi compañero lloró y mi hermana también, posiblemente en algún momento pasó por sus cabezas nuestro funeral. Pero estoy segura de que para quienes hemos estado enfermos de covid, ese es un escenario posible, las complicaciones y la muerte. Y desafortunadamente es verdad y es ahí donde quiero apuntar en todas esas reflexiones acerca del cuidado que debemos de tener, de la lucha contra el distanciamiento social y los escenarios catastróficos de inmovilización, de militarización, de hambre y de esta desigualdad lacerante que refleja el covid, tanto en los Nortes como en los Sures.

La solidaridad, base para la cura

Al dar aviso, inmediatamente amigas y amigos tanto de Montreal como de México se movilizaron y se conmovieron por nosotros al saber que el covid estaba dentro de nuestra comunidad y de gente a quienes tenemos cariño. Estoy segura que por la cabeza alguno pasó: “la peste ha llegado a casa”.

A diferencia de la noticias donde se ve como son rechazados y discriminados los enfermos por covid, los habitantes de Chez nous, Chez vous, actuaron con solidaridad, pero eso no implica que no tuvieran miedo al contagio. Doy gracias especialmente a Noemí y a cada uno de esos vecinos que aunque aún no conozco, ellos ya me conocen y se solidarizan en la vida cotidiana con nosotros. Sin estas acciones de cuidado y solidaridad es imposible curarse del covid.

Es precisamente de estos hechos que también tenemos que hablar. De la solidaridad que hay aquí en este pedacito de norte que nos ha ayudado a curarnos del covid. Chez nous, Chez vous es para mí  un  pueblito dentro del barrio de Villeray en la gran ciudad de Montreal. Por pueblito no lo digo como algo despectivo sino todo lo contrario; con ese valor de ser y formar parte de una comunidad, en otras palabras donde “mi barrio me respalda”. Es una cooperativa de habitación con 40 departamentos  o sea alrededor de 20 familias, que a diferencia de otras que hay en la ciudad de Montreal, aquí ellos hacen todo a través del trabajo voluntario;  desde la administración hasta la limpieza de los espacios comunes. Conocer esta experiencia me hizo recordar el funcionamiento de la Escola Nacional Florestan Fernandez del MST en Brasil, quienes también cada grupo  o turma se encarga del trabajo de mantenimiento.

Las sopas, despensa y por supuesto hasta las chelas que los vecinos nos han traído han ayudado a nuestra recuperación —me siento como una exiliada en Villeray.—Yo, quien antes de esta experiencia veía con escepticismo la solidaridad en estos países. Y es que frente a un colonialismo histórico del norte al sur, muchas veces asociamos a las sociedades del norte a lo frío, distante, e individualista además del racismo y clasicismo que también existen en Canadá. Sin embargo, vivir la enfermedad fuera el gueto latino me dio una lección: No se puede homogenizar al norte. Si bien hay racismo e individualismo, Chez nous nos muestra que las formas en que surgen las solidaridades frente a la crisis son muchas, pero todas ellas se basan en lazos y organizaciones sociales sólidas, respaldadas por el trabajo comunitario. Orgullosamente estoy en el Sur del (N)norte. Ahora ya se sabe que en este pueblito, esta curándose una mexicana infectada por covid y no creo que haya habido oposición. Eso sí, las reglas son claras y firmes: no podemos salir ni para asomar las narices.

Las llamadas de amigas y amigos, sus consejos, el monitoreo y los regalos que nos hicieron llegar, nos daban tranquilidad y ánimo.

La recuperación

Vivir el confinamiento es difícil, pero vivirlo enferma es aún más difícil. Aun y al sabernos apoyados, estábamos obligadas a pasar el umbral de la enfermedad. Eso significó padecer los malestares: la incomodidad de dormir mal, la desorientación, el cansancio profundo, el dolor en el cuerpo (principalmente en las articulaciones), la atención oportuna a las crisis de tos con sangre, etc. Nos dio miedo que el covid escalara. Esta enfermedad no es como una gripe normal, se vive como una montaña rusa, hay momentos en los que te encuentras bien que hasta dan ganas de bailar y en otros crees que hay que ir al hospital inmediatamente. Afortunadamente ninguno de los dos, nos hemos puesto tan mal para recurrir a la hospitalización.

Los primeros días de la enfermedad sentí que una especie de sombra negra recorría todos los órganos de mi cuerpo. A la semana nos dimos cuenta que habíamos perdimos masa muscular y,  aunque muchas veces no teníamos hambre, nos obligábamos a comer sano, muchos tés con jengibre y limpieza en casa. Con mucho amor nos hemos ido recuperando poco a poco. Ya casi serán dos semanas que estamos enfermos, y hasta los gatitos se han puesto malitos. Entonces debemos esperar unos días más. Espero que las secuelas del covid sean solo en la memoria y no en algún órgano de nuestros cuerpos.

Al tiempo de mi recuperación he leído una novela larga que me ha trasladado a la ciudad lejana de Kars en Turquía, también he revisado diferentes artículos y manifiestos, uno que me ha inspirado mucho ha sido el de un grupo de anarquistas en Chile. Por supuesto he revisado la obra clásica del existencialismo, La Peste de Camus, quien invita “a la idea de la solidaridad y la capacidad de resistencia humana frente a la tragedia de vivir”. Escribir esta crónica ha sido también parte de mi terapia para la recuperación y memoria en este lugar, en esta etapa de mi vida y para compartirla con quienes se han solidarizado con nosotras.

El miedo al salir al mundo y las
posibilidades de la nueva normalidad

El sol, el calor y los cielos azules los puedo ver desde este balcón en Villeray. Veo cómo los vecinos toman su cena y cómo entre balcones conviven entre ellos. Vi cómo el manzano de un día a otro comenzó a florecer; he aprendido a reconocer como las ardillas se llaman para aparearse, he disfrutado los tonos de los atardeceres y en general, cómo se manifiesta la vida después de un largo invierno, todo desde un (pequeño) balcón.

Me he atemorizado en pensar cómo es que será la salida del confinamiento cuando aun hay contagios masivos, cuando la gente sigue muriendo sola y sin atención. Me preocupa pensar el regresar a mi país y no reconocerlo. Cómo ha cambiado tanto el mundo en un año! Y sin embargo la vida se manifiesta.   

La enfermedad, la muerte, la crisis, el aislamiento y la soledad nos llevan a reflexionar sobre el sentido de la vida y sobre las apuestas a “las nuevas normalidades que queremos”, las solidaridades que  tenemos que resaltar para la base de nuestra supervivencia. La solidaridad y el trabajo mutuo serán cada vez más una práctica desde la vida cotidiana para quienes no tenemos nada, un principio fundamental para vivir.

Dar cuenta de que el temor, el egoísmo y el acuartelamiento individualista de muchas familias, así como el aislamiento hasta de nosotras  mismas, terminará matándonos y/o volviéndonos más locos, enfermando más nuestras sociedades. El recrudecimiento de la violencia de género sigue costando vidas en México, tan solo en la cuarentena han habido más de 300 muertes de mujeres, niñas y niños a causa de violencia doméstica. En Montreal y en Canadá también la violencia y la enfermedad mental se ha disparado. Tan solo unos ejemplos: En otra cooperativa en Villeray, hubo un asesinato de una niña dentro de su propia casa a cargo de su madre. En otra calle cercana un chico de 18 años se disparó. Y un vecino desesperado de sí mismo infringió la ley para ser detenido por la policía y ser atendido en el hospital. En abril no se puede olvidar la terrible matanza en un pueblo de Nueva Escocia a cargo de un dentista adinerado, que al ser dejado por su esposa asesinó a más de 18 personas, esta ha sido considerada la segunda peor  matanza en Canadá en los últimos 30 años.

La locura, la desesperación, el absurdo también vienen con la crisis: la falta de papel de baño era real, así como la inexistencia de harina, mantequilla y carne en los supermercados, todo era parte de ese escenario indignante que no lográbamos comprender a principios del confinamiento. De la misma manera, el racismo institucional se legitimaba y aprovechaba a colocar a “cada uno en su lugar” las mujeres afrodescendientes  o latinas, a la labor del cuidado de personas enfermas, mientras que a las trabajadoras agrícolas extranjeras se les habría la puerta para que continuaran realizando la labor que desde hace más de cuatro décadas vienen realizando sin siquiera garantizar sus derechos. Todas esas cosas también debemos de combatir. Al tiempo de intentar sobrevivir a una crisis económica que cada vez exacerba más las desigualdades, tanto en el Norte como en el Sur.

No puedo dejar de sentir la preocupación por los distintos escenarios por los que está atravesando mi país frente al covid, por ejemplo: la incredulidad y valemadrismo que persiste aún en las personas acerca del covid, el comercio ambulante prohibido mientras que los Wall Marts están llenos, la crisis económica y las formas en cómo se vive, así como la oportunidad del crimen organizado para aprovecharse de esto al momento de repartir de manera cínica despensas a las familias a quienes les han arrebatado a sus familiares, etc. Saber que los picos del contagio están cada vez más presentes en poblaciones indígenas significan muerte por desigualdad a poblaciones que ya estaban excluidas, etc. Pensar en cientos de albergues cerrados para la población migrante, en lo catastrófico que esto significa para muchas personas. Los limbos sociales también están cerrados, sin tener posibilidad de reapertura. De manera más trivial me es  inimaginable pensar que  este viernes por la tarde las cantinas en la Ciudad de México estarán cerradas, pero más me duele saber que mi tío que está enfermo de cáncer pulmonar la pasa mal y no poderlo ayudar en este momento.

Eso y más hace atrincherarme en esta casa, en el balcón de mil colores, en los brazos del amante que cariñosamente me detiene en este mundo y sin embargo, esto no puede seguir siendo posible. Pero mientras tanto abrazo cariñosamente a los gatos, preparo la comida con amor, y trato de hacer  reordenamiento de este espacio para disfrutar el verano y la vida en común.

El fin de cuarentena en Villeray… mi realidad

El gobierno de Quebec al saber que hay un caso positivo da 15 días de encierro obligado; de ser violado este encierro, puedes ser sancionado con 1500 dólares de multa. A principios de la próxima semana cumpliremos ese plazo y espero que ya estemos sanos y libres de covid. No estoy segura si seremos parte de los casos de inmunización a la enfermedad, pero sí doy por hecho que tendremos anticuerpos frente a posibles exposiciones a futuros contagios de covid. Todo lo anterior me hará de nueva cuenta una sobreviviente. En otras palabras,  pondré otra raya al tigre.  

¿Qué me deja esta experiencia? En principio, los aprendizajes de solidaridad que debemos de reconocer  en nuestros contextos inmediatos. La narrativa hegemónica frente al covid, nos quiere ver atemorizados, fragmentados, tratando de encontrar soluciones individuales a un problema social como algo  individual. Los sobrevivientes sabemos que eso es imposible, porque la base de nuestra supervivencia depende de los otros y del cuidado que estamos dispuestas y dispuestos a hacer para quienes nos necesitan. Así que quienes tienen el temor de vivir solos esta enfermedad, les digo que primeramente debemos de romper la estructura del individualismo, porque en estas circunstancias la idea de la meritocracia no sirve, ya que ante la enfermedad y el encierro todos dependemos de los otros. Y recordar que siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos, basta con tener la humildad para solicitarlo.   

El covid es esta gran sombra negra que al igual que pasa por todos nuestros órganos, también pasa por todos los tejidos sociales. ¿De qué manera queremos sobrevivir o morir, cómo y con quiénes? La realidad mundial se ha transformado radicalmente para todos. A los pobres los ha golpeado al punto de la muerte. Cuidarnos entre los Nadies es lo que tenemos. Mucha gente ha muerto sola y aislada, sin tener siquiera un modesto funeral, estoy segura que a nadie nos gustaría morir así, porque es importante apostarle a la certeza de vivir y morir acompañados como un ejemplo de compasión y de saber que, pese a cualquier circunstancia, no nos quedaremos como un cuerpo abandonado y pestilente, en una fosa común o estacionado en alguna morgue ambulante, porque los muertos son tantos que no hay ni siquiera espacio para ellos. Saber que tenemos derecho a la tristeza y a llorar a nuestros muertos.

Las experiencias de solidaridad que ahora se manifiestan son producto de acciones previas: los bancos de alimentos que hay en el norte, las ollas comunes que se están dando en el sur, los resguardos comunitarios por la defensa de los territorios, los cuestionamientos al patriarcado, la economía emergente de trueque y hasta los llamados de los vecinos para saber si estemos bien, son y serán las practicas de las nuevas normalidades, donde la defensa de la vida se ponga ante todo como el centro de nuestra inspiración del agradecimiento diario a la vida misma.

Pronto será mi cumpleaños, posiblemente lo celebraremos en el balcón, bajo los colores del sunset. Beberemos un vino y haremos una celebración sencilla con un gâteau aux carottes que tanto me gusta.  Posiblemente tenga un fin de semana romántico y mi fantasía de noche viernes de alcohol y sexo se hará realidad, aunque no tengo tantas expectativas. Después de esto regresaré para casa para hacer una pequeña mudanza. Mi nueva normalidad será como la de muchos otros, de supervivencia en el cotidiano, en un escenario y con una temperatura distinta a como cuando deje la casa, el largo invierno es ya una metáfora del pasado inmediato. Estoy fuerte y acompañada para recibir las olas de realidades que al igual que las sombras del covid me tocarán, y sin embargo no me espantarán, porque estoy preparada para la supervivencia aquí y allá.  

Bienvenido sea el verano y todas las flores que nos recuerdan la belleza de vivir.

Villeray, Montreal. 22 de mayo de 2020.  


[1]  Para el 24 de mayo la cifra oficial para la provincia de Quebec , era de 48,000 casos confirmados y

* Antropóloga, activista y bailarina mexicana exiliada por decisión personal en Rosemont, Montreal, Canadá. Desde hace un año habita en Montreal como parte de una colaboración con la organización de derechos humanos Comité pour les Droits Humains en Amérique Latine, con quienes participa en un proyecto sobre las causas estructurales de la migración con población centroamericana y de México.


«Pensé en quienes tienen que parar de inmediato de trabajar y no cuentan con nada para enfrentar la enfermedad, pobres, enfermos y solos. O sea “los nadie”, como diría Galeano».


«Chez nous, Chez vous es para mí  un  pueblito dentro del barrio de Villeray en la gran ciudad de Montreal. Por pueblito no lo digo como algo despectivo sino todo lo contrario; con ese valor de ser y formar parte de una comunidad, en otras palabras donde ‘mi barrio me respalda'»

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